LAS DEUDAS SOCIALES SON IMPAGABLES

Por: John Jairo Llano Cano
Columnista invitado

Los puntos de vista expresados en este artículo, son responsabilidad del autor. La Veeduría Ciudadana al Plan Estratégico de la Comuna 6, no tiene ninguna injerencia u opinión en ninguno de los temas que se tratan en él. 

Existen miles de disculpas de los gobiernos para que la inversión en lo social nunca alcance los impactos que se requieren y si a eso le añadimos las grandes pérdidas por el robo al erario público, los malos negocios o la incursión en negocios que nada tienen que ver con lo público, al pago inoficioso de favores políticos con componendas económicas, al roto fiscal que se abre con sistemas de contratación que no se compadecen con las necesidades de las comunidades y a otro montón de inventos que buscan arañar los presupuestos sin dejar la menor señal de atención a las comunidades más vulnerables.

Se hace discurso con la pobreza, con la falta de oportunidades, con el desarraigo del ser humano, con la desatención en varios territorios, con los jubilados, con las mujeres, con los niños, con los jóvenes, con los adolescentes, con los adultos mayores, con la población LGTBI, con los drogadictos, con los enfermos terminales, con los discapacitados, con los campesinos, con los desempleados, con las víctimas de la violencia, con los indígenas, con los afros, con los desplazados, con los bajos salarios, con el bulto de impuestos, con la mala atención en la salud, con la educación incluidos los pagos mediocres a maestros y la deserción escolar, del maltrato familiar y otras dolencias en este sentido, del hacinamiento en las cárceles, de la lentitud de la justicia, de los impactos ambientales que afectan a la población de manera negativa, de tantas y tantas cosas que nos ponen a creer en Mesías, en la aparición de un verdadero Líder, en un cambio encabezado por un Superhombre (porque de Supermujeres los machistas no dejan hablar), en fin de una Madre Teresa de Calcuta pero con plata.

Al presupuesto NUNCA le alcanzarán los recursos para atender estas innumerables carencias sociales; porque se necesitan obras de infraestructura que luego pasan a ser elefantes blancos que en otrora fueron aplausos de inauguración, se requiere invertir en una justicia que no pasa de paquidérmica, llenar los bolsillos de grupos empresariales que nacen para acumular riqueza y no saben administrar pobreza.

Hablar bonito y hacer estremecer a las poblaciones parece no solo una costumbre sino la razón de ser de los gobiernos; pero cuando salen propuestas sociales que trastocan recursos e impactan a una gran parte de la población; sale el mismo gobierno a TUMBAR de ipso facto estas propuestas y aduce que no hay viabilidad económica para tales fines.

Un ejemplo en nuestro país (para mencionar sólo uno de miles de inequidades) es el aporte de los jubilados al sistema de seguridad social que vienen pagando del 12% por encima del 4% que pagamos todos los colombianos y no se necesita ser un Gurú en economía para reflexionar: ¿Dónde está la plata que se les ha cobrado por tantos años? ¿por qué no hay dos billones y medio anuales que vale pagarles lo que se les debe pagar? Y lo peor es que si fuéramos más justos habría que pagarles lo descontado de sus mesadas…pero si no hay al menos para lo poco mucho menos para lo mucho.

Si siguiéramos con ejemplos de deudas sociales, habría que mirar la pobreza en cada una de las regiones de nuestra patria o para no ir tan lejos podríamos mirar la pobreza que ronda en cada una de las nueve subregiones de Antioquia o más acá podríamos visitar esos barrios de Medellín ubicados en las 16 comunas y los 5 corregimientos en donde las carencias están muy por encima de una vida digna.

¡Ah! Y eso que los Antioqueños y muy especialmente los Medellinenses gozamos de privilegios que nunca tienen en el Amazonas como Departamento o en Quibdó como municipio (ahí perdonan el ejemplo que para nada pretende ser peyorativo); porque aquí se ve la inversión, se hace algo para subsanar esa nefasta deuda social y los mandatarios han entendido que se tienen que untar de pueblo para voltear los escritorios y las oficinas en donde yacen las problemáticas sociales.

Mientras el Estado esté ligado tan afrentosamente a la corrupción rampante, a la inseguridad que no duerme, a las economías subterráneas, al contrabando que estanca la legalidad, a la inequitativa forma de atender lo urgente socialmente y a la insensibilidad de tantos funcionarios; entonces seguiremos dando cantos a la bandera y ni siquiera la comunidad internacional con sus ayudas humanitarias podrá sacar del limbo en el que se encuentran esas poblaciones más vulnerables de nuestra querida patria.